8/12/10

¿Qué es para ti politizarse hoy?

Os invitamos a responder a esta pregunta. Buscamos respuestas intuitivas o argumentadas, breves o extensas, delirantes, informativas, propositivas... desde la propia vida. Buscamos pistas con las que atravesar "el impasse de lo político".


El impasse de lo político es el título del próximo número de la revista de Espai en Blanc. Con vuestras respuestas elaboraremos un material colectivo que publicaremos junto al resto de los artículos, entrevistas y documentos que estamos preparando.

Impasse de lo político sería, para nosotros: neutralización de la acción política transformadora; malestares sociales que no se suman entre sí; separación entre el destino personal y el destino común ante la crisis; descomposición de los espacios colectivos... Pero impasse de lo político es también la permanente invención de salidas políticas en un sentido nuevo. Estas salidas son imprevisibles y difíciles de interpretar. Por eso planteamos la pregunta: ¿Qué es para ti politizarse hoy?


Indicaciones para enviar vuestras respuestas:

- podéis mandar las respuestas en abierto como comentarios a este "post" en el blog o bien enviarlas al email de espaienblanc

- podéis firmarlas con vuestro nombre o con un pseudónimo

- según la cantidad y el contenido de las respuestas, quizá haremos una selección para la publicación final en papel.

- la recepción de respuestas estará abierta hasta el 15 de enero de 2011.

45 comentarios:

  1. Politizarse es sentirse activo en lo que hay «por defecto», sentirse como cuerpo de acción, como sujeto que, lo quiera o no, en cierto modo hace pasar por sí mismo (y por sus creencias), que activa y que reactiva, que prolonga «los poderes»: los poderes «que entristecen». Es pasar a una dimensión donde la búsqueda de la «felicidad» es algo que hace indisociables pensamiento y acción, involucrando siempre dimensiones colectivas tales que no es permitido hacer la diferencia entre personal y colectivo.

    Por ejemplo —diciéndolo con un ejemplo «micro», «molecular»— entristece aquello que nos dice, por así decirlo, desde la «enciclopedia de la situación»:
    'no se puede vivir en colectivo'.

    Politizarse es activar o verse llevado a activar la posibilidad —peligrosa— de entrar en una especie de «disonancia cognitiva» con tu «territorio» humano, territorio que por ser humano es siempre político —sujeto a luchas— pero que por defecto no es «percibido» así, y que siempre es político también en tanto que «técnico» o «tecnológico»: por ejemplo por las técnicas de «criar» humanos, de «imprimir socialmente» humanos (en una sociedad «impresora» que imprime no solo esos billetes que sostienen al llamado «cuarto poder»).

    Y hemos dicho que es un «sentirse»: la política tiene que ver siempre con la sensibilidad, esto es, también con lo que ahora se llama arte, esto es, con las formas de convertir aquellas «disonancias» en artes, en técnicas de vida que por ser políticas son a la vez técnicas de lucha.

    Para terminar, un ejemplo muy concreto e importante —y en cierto sentido más «macro», más «molar» (aunque esta diferencia es resbaladiza) que aquel al que hemos aludido al principio—:
    el ejemplo del «biopoder», que «nos esconde» —por ejemplo— la comprensión del cáncer que tiene Ryke Geer Hamer*. Y recordando siempre que ese «biopoder» no está fuera de nosotros (estamos incluidos dentro de aquel «nos» que hace referencia a un «nosotros» en ese anterior «nos esconde»).

    ____
    * Ver en relación a esto por ejemplo el texto o los enlaces que contiene esta dirección: http://individuacion.net/cancer

    Iván
    www.individuacion.net

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  2. Todos tendemos a buscar soluciones a nuestros problemas inmediatos. Pero, ¿qué pasa con las raíces de esos problemas? Politizarse es preocuparse por descubrirlas y comprender por qué nos pasa lo que nos pasa.
    Por ejemplo, ¿por qué en los países 'desarrollados' hemos llegado a tener estos niveles de consumo y crecimientos del PIB que ahora resultan insostenibles? Pues porque hemos dispuesto de energía barata (petróleo) y mano de obra barata (seres humanos del tercer mundo indignamente explotados).

    Ahora nos empieza a ir mal. Podemos intentar recuperar nuestro estatus (que es lo que la gran mayoría intenta hacer), o politizarnos y poner en cuestión las injustas bases sobre las que se asienta nuestra sociedad, que dan lugar a un desarrollo insostenible y que irremediablemente nos conducirán al colapso.

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  3. No responderé directamente la pregunta sobre qué es hoy politizarSE. En parte porque ya me cuesta bastante trabajo saber qué es hoy lo político. Lo que está claro es que hay cosas, fenómenos o proyectos, que ahora son claramente políticos y que no lo hubieran sido hace un tiempo. Desde mi punto de vista, algo como Wikileaks nos muestra precisamente eso: el carácter insospechadamente político de algo que, en principio, no pasaba de ser un simple proyecto de denuncia, como tantos otros. Al ver las reacciones que ha generado y las fuerzas que se alinean en su contra, me parece obvio que hay algo tremendamente disruptivo en ello. Algo que va más allá de demostrar con documentos lo que todo el mundo sabía.

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  4. La conciencia va unida inevitablemente a un mayor conocimiento de uno mismo y de nuestro posicionamiento ante el mundo. En primer lugar, politizarse debería estar vinculado a una toma , cada vez mayor, de conciencia fuera de los criterios postulados y repetidos por el poder vigente: políticos, mediáticos, financieros, de mercado... Enfrentar a través de una conciencia crítica lo qué nos está pasando y por qué, cuál es nuestro grado de participación, voluntaria o no, en todo este entramado, a qué intereses responde. Realmente ¿vivimos mejor? Es cierto, tenemos más cosas, pero esta cosificación del ser, ha supuesto la pérdida precisamente de la propia esencia del ser. Ningún político de "nuestro desarrollado mundo" se atreve a hablar de frenar el crecimiento que nos está llevando al desastre ecológico y humano. El ocio no nos hace más libres, sino más consumidores de una felicidad artificial, generadora de sueños producidos por el mercado, que nos aislan y empobrecen. Vivimos una dictadura muy peligrosa escondida, enmascarada, por la benevolencia de las palabras, un mundo ficticio en el que la belleza ha sido desterrada por su sucedáneo virtual. ¿Es todavía tiempo de recuperar ese paraíso perdido de la autenticidad, de la honestidad?

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  5. Me siento politizado, pero lo que me falta para sentirme completamente politizado es dar el paso a fijar objetivos concretos en la ciudad para atacarlos discretamente desde el anonimato, sin reivindicaciones ni masificaciones, por el simple goce de empujar lo que está cayendo. No lo llamen terrorismo, no quiero causar terror, a lo mejor una sana diversión que me libere del hartazgo que cargo. Falta dar a conocer un manual de sabotaje rutinario para el día a día.

    Tal vez sea eso... politizarse como continuo sabotaje (de uno mismo).

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  6. Politizarse hoy no pasa únicamente por no participar de la fiesta de la democracia, ni tan sólo se reduce a ser antidemócrata, significa ante todo desprenderse del etiquetado de cualquier opción sistémica.

    Politizarse hoy es vivir en la bipolaridad de vivir una realidad espectacularizada y neoliberizada a un tiempo que se interrumpe en ella agujereándola de forma esporádica, asistemática, desde el sinsentido que nos muestra sus vísceras.

    Politizarse hoy es ser anónimo, prescindir de la máscara para asistir al baile de disfraces.

    Politizarse hoy es anestesiarse contra el simulacro en el que se ha convertido la vida para poder vivir en sus agujeros.

    Politizarse hoy es un ejercicio intenso de filología para destapar el verdadero sentido del discurso que se nos impone dónde, por ejemplo, libertad, tolerancia, democracia o estado de derecho significan opresión, marginación, esclavitud, o estado-guerra.

    Politizarse hoy es no comprar un futuro mejor, no aceptar un hoy acomodaticio, es no mitificar el progreso que nos ha sacado de tiempos pasados nefastos.

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  7. Según ranciere la política no existe sin la discusión, sin la diferencia

    http://espaimantacampanya.blogspot.com/

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  8. (a)

    Callar? Yo no puedo callar...
    'La calle y yo somos uno'
    Politizarme, encenderle una vela a la digna rabia,
    sonreirle a la fresca mañana de diciembre en que suceden la preguntas del
    espacio en blanco
    buscar a los compañer@s,
    Tomar partido,
    posicionarse,
    luchar simplemente contra el hambre y la miseria afectivo-economica de las
    formas-de-vida
    en estos lados de dentro de la barriga de la ballena neocolonial.

    I

    Politizarse.
    Poetizarse.

    II

    Asamblea. Información. Propuesta. Pregunta.
    En el quehacer cotidiano.

    IV

    Acció Directa. Ajuda Mutua.
    Autonomia. Autogestió.

    V

    Retirada ofensiva. De camí a Ítaca.
    Dolça vida.

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  9. Formar parte de un Bookblock

    http://www.guardian.co.uk/books/booksblog/2010/dec/10/books-frontline-student-protests

    http://genova.repubblica.it/cronaca/2010/12/09/foto/l_onda_torna_in_piazza-10008430/7/

    Mientras sigues utilizando el libro como arma de práxis y reflexión.

    En definitiva politizarse para mí es intentar no ya "transformar" sino "comprender" esta realidad multiple en la que vivimos.

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  10. Limpia disyuntiva

    Una vez heridos por el descubrimiento, puede que alguno de los que lean, bien reales, como yo mismo, vuelvan a preguntarse, como se suele en tales trances, obedientes, como personitas reales que somos, al Futuro, ¿qué hacer con esto?, ¿qué es lo que hay que hacer entonces? Por fortuna, esas cansadas cadenas (idióticas, pero costituyentes) de la Ética o Moral o regulación de la futura conducta de uno, es aquí bastante claro y fácil sacudírselas de un golpe, con esta limpia disyuntiva: si de lo que se trata es de realizarte (vivir tu vida, lograr tus aspiraciones, tener éxito en tus amores o negocios, tener cubiertas tus necesidades, asegurar tu porvenir, gozar del justo fruto de tus trabajos, ser admiración o envidia de tus prójimos, salvar tu alma, o de cualquier otra de las mil maneras en que suele decirse eso), entonces la vía es clara y recta, y no tienes más que hacer lo que está mandado: cuida de tu salud y mantente en forma; funda un hogar y educa bien a tus hijos; mira al Estado como a padre justo y benévolo, pensando que, aunque las cadenas te aprieten, peor sería si no las hubiera; colócate y gana dinero, según tus facultades, y considera que la Banca tiene su capital puesto en tus intereses; sé ambicioso y audaz en tus empresas, pero o bien dentro de la Ley o bien, si hace falta, según las leyes más sutiles que hay para burlar la Ley; si estimas que el Estado y Capital que te han tocado son injustos, esplotadores y perversos, lucha por cambiarlos, pero siempre de manera positiva y realista, de modo que tu revuelta venga a dar, dentro de lo posible, en un orden y porvenir más satisfactorios; disfruta de los palacios, yates y aviones, o sencillamente del pisito, televisor y zapatillas que la fortuna te haya repartido, pero no olvides atender, si no a una Iglesia, a alguna guía espiritual que mantenga viva tu fe en el sentido último de tu vida y la del mundo; y, sobre todo, mantén siempre la fe en tí mismo, sin dejar que te invadan nunca las dudas de qué estás haciendo aquí o de quién eres;
    ahora, si no se trata de eso...

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  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  12. Politizarse hoy es borrar nuestras huellas y borrarnos a nosotros mismos.

    Poder desaparecer de esta sociedad-red sin dejar rastro de huella alguna.

    Ser plena ausencia en un tablero de ajedrez donde todos tienen su misión definida.

    Desmarcarse de todo nombre, des-nombrarse continuamente, cambiar de figura, de piel como hace la sierpe. Ser pura nada.

    No detenerse en un lugar, bailar continuamente este carnaval de códigos, tener mil rostros.

    Hundirse en la Noche del Anonimato.

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  13. Podríamos anti-discutir un poco, porque me pica lo del anonimato (más con lo paradójico que es viniendo de los que quizá a veces viene; absurdo):

    yo con la venia deserto del anonimato; me parece que los nombres propios tienen que ver también con la singularidad y su proceso, con el hecho de poder fechar acontecimientos, de que los acontecimientos no son cualquier cosa, no son lo mismo que "todo" (por ejemplo el acontecimiento Hamer).

    Creo que el tema del anonimato es algo de lo que hay también que poder librarse, y que viene de nuestras muy "democráticas" sociedades que te dicen: no exageres, etc. etc., esto es, no te singularices, etc., etc.

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  14. Ivan Domingo, el anonimato tal como lo entiendo yo es una herramienta muy concreta para poder atacar con unas mínimas garantías de no acabar durmiendo en el calabozo. Dar la cara, ser alguien e ir con nombre y apellidos por delante no es muy útil en un enfrentamiento en el que te encuentras rodeado de cámaras de videovigilancia y mossos deseosos de ponerte la mano encima. Si la politización es buscar ese enfrentamiento no queda otra forma que hacerlo a través del anonimato.

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  15. http://humor.lainformacion.com/jrmora/2010/12/09/jr-mora-09122010/

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  16. me de rabia lo fácil que ha sido, al publicar, por mi parte, abandonarme al no-anonimato, en este blog, quiero decir, publicar con nombre de "cuenta" (¡me tenía que haber desconectado del policía google! Demasiado tarde). Esto ha sido todo un "factor".
    Bueno, todos los mejor informados os salvaréis cuando vengan con la Patriot Act en la mano.

    A mí también a veces me da repelús, vergüenza ajena, etc., cuando veo muchos nombres propios. Pero depende de la situación.

    Yo sigo constatando (por ejemplo con el ejemplo que puse) que una parte muy importante de "lo político" tiene que ver con cierta cosa que podríamos llamar "defender la verdad" (pero no como "trascendencia", sino porque es así, es lo que hay, es el proceso), extraer sus consecuencias, etc.* Y si nos suena mal esto tan simple es que en parte también sucede que estamos "muy perjudicadas/os", así de sencillo. (Si "la mentira", el cinismo, no nos quema los cuerpos es que algo pasa (no lo cubramos con anonimatismo, en la parte en que éste sirve para cubrir, ¡a quien le sirva así!)). (Perdón, pues esto dará repelús quizá a mucha gente, pero es un "espacio" del que hay que hablar.)

    Y una de las primeras cosas que diríamos que "la defiende", la verdad, es el hecho de que se conserva con nombres propios, que son como un marcador que dice:
    mira, esto pasó aquí por primera vez y no antes, y delante, y en tal proceso, pues estaban y están tales condiciones y no otras:
    y entre ellas pepita, fulanito y menganita, con sus historias personales, sus pringues, y lo que quieras, pero ese acontecimiento les sumergió en una vía que creo que es también la de una "auténtica despersonalización":
    poder unirte propiamente (de lo cual usar el "nombre propio" es un efecto), singularmente, al acontecimiento: para mí no hay cosa más impersonal que eso. Y es además para muchas cosas "lo originario".

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  17. Es sencillo, hablo del campo de lo que nos creemos son "ciencias":
    la medicina ahora mismo es de lo más irracional (por desarticulado y caótico en sus presupuestos e hipótesis; y no vale, curiosamente, hablar de que en realidad hoy son "tecnociencias"; es increíble comprobarlo, lo recomiendo). Existe la manera de no hacer la medicina así, y de no ser cínicos ante el hecho de que esto se pueda hacer (y aquí nos estamos jugando muchas pasiones tristes y enormes presupuestos, en dinero digo).

    El "anonimatismo" lo asocio cada vez más, en parte, a esta especie de septicismo (de séptico) de las conciencias, del que habla Stiegler (echar a la basura la singularidad).
    (Septicismo…: que viene de "séptico", ese adjetivo que usamos para las "fosas sépticas".)
    También está claramente asociado con la justificación y mantenimiento de los respectivos campos separados, guettos (intelectuales, etc.).

    Volviendo al septicismo: lo entiendo viendo toda la "kk" que nos hemos tragado "inconscientemente" —y no ver aquí ningún matiz moralista ni "mierdista"—, ver todo eso que hemos aprendido a dejarnos echar, en "las conciencas" —y no ver aquí matiz "moral": es "material", en tanto que éstas no quieren ser un atajo desligado de pulsiones al servicio del marketing-industria (si "sí lo quieren", entonces entiendo que se acabó el pensamiento, se acabó todo lo que aquí escribís/escribimos, no tiene sentido).

    Si algunas de vosotras/os habéis tenido la suerte de nacer en un medio con la concienca poco proletarizada (con familia de profes y cosas así), qué bien; pero mucha gente no. Y no me gusta el tono general del discurso donde se evita por sistema el hacer algo con eso, como si no fuera nada.

    > Si la politización es buscar ese enfrentamiento no queda otra forma que hacerlo a través del anonimato.

    Tú lo has dicho: "si es eso".
    No creo que sea para nada eso, no solamente (como supongo que nadie lo creerá).

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  18. Centrarse en eso como politización…, quizá podemos contextualizar ese centrase ahí. Podría ser contextualizable con nuestra forma de vida en la "megaurbanización" permanente en que vivimos, en tanto supone y supuso una cierta catástrofe con una cierta historia (que es así, no quiero juzgar de entrada), para las formas de vida, con todo eso que supone el megadispositivo que conllevan nuestras urbes.

    Esa megaurbanización que posibilita y posibilitó la (auto)destrucción, "desprecio", (primera etapa de la valorización capitalista) —y no la (co)transformación "creativa"—, de todo el tema de los usos y formas de vida en el campo, por ejemplo.

    Megaurbes que se extiende ya por "todos" lados, desde luego, porque son en parte dispositivos de normalización-control de esta especie de imperio.

    Esta megaurbanización va asociada a una especie de infantilización, en ese proceso "uterificante" que suponen los megadispositivos —tampoco hay "moral" aquí—, infantilización generalizada, que tenemos que mamar sí o sí en las ciudades: con papá médico, etc.

    En todos esos campos (por ejemplo, papel de los expertos y las normas, y vías trilladas en la hipercivilizada urbe repleta de "mentiras" —como ocurre en la medicina), están las luchas ya; ya están ahí, desde luego.

    Y en este contexto simplemente expresar que no me convence lo que llamé "el anonimatismo", me sienta mal leer esos comentarios teniendo lo otro en mente, cuando lo leo es como si viera un atentado suicida, me parece algo que hace sistema con ese anti-sistema que llamamos capitalismo; y a veces me parece que podría no ser del todo incorrecto relacionarlo con ese cierto (micro)fascismo de vanguardia, nihilista-"surrealistas".
    Me siento mal con eso (y me siento mal conociendo los nombres y apellidos de tanta gente que promulga el "anonimatismo", en parte me da vergüenza ajena, pena y risa ver cómo la impotencia es como si a veces se disfrazara de impotencia).

    ¡salud!

    ____
    * en plan Badiou, pero sin ser "dogmáticos"; es que simplemente hay cosas escandalosos que nos afectan a todos en cuanto a la verdad ahora mismo y que son "acontecimientos" y esas cosas; y todo el lenguaje del yo rompo esto y me escondo, yo me anonimizo, y demás, pues como que a veces no va mucho con esto.

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  19. Hay varias razones para el anonimato Iván. Lo nombrado, la memoria, la historia, el suceso, siempre son filtrados desde el poder y para evitar filtros sólo podemos hacerlo desde la anonimia colectiva. Los grandes nombres, su pensamiento, sus palabras, sus actos, siempre son reinterpretaciones de la verdad, lógicamente. Lo que diferencia el sistema económico y político que vivimos de anteriores formas es que éste es experto en asumir como propios los discursos que le son críticos y adversos en un doble movimiento en el que la forma cambia para que nadie cambie en esencia. Véase por ejemplo lo que ha psado con los sindicatos, los partidos de izquierda o los movimientos antiglobalización. Todos nacieron en oposición a un poder opresivo, todos siguen funcionando integrados en el sistema de forma inoperativa. Nombrarnos es condenarnos. Ser anónimos es quitarnos la máscara y las cadenas, nos posibilita para la acción.

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  20. > siempre son filtrados desde el poder

    "Siempre": eso no es así "siempre", para nada. El poder somos nosotros también.
    Nuestro médico interno, por ejemplo, esas "creencias" sin criticar, que nos dicen por ejemplo:
    - "las enfermedades son malas" (y ya),
    - que los virus y las bacterias son malos (a no ser que se demuestre lo contrario),
    - que nos tiene que curar "alguien", un afuera experto.

    Ese conjunto es también "el poder", conforma tu/mi "médico interior", que filtra, como tú dices, las cosas.

    Pero resulta que, con todo eso, no tiene razón tal médico interno, y lo bonito es que, en cierto modo, se puede "demostrar" (!).
    Y tales cosas están asociadas a acontecimientos que tienen como correlato nombres propios, aunque nos parezca que "todo da lo mismo".

    Lo de siempre, liquidar singularidad, acontecimientos, todo, en base al canto a cierto "anulémonos en la debacle".
    Estamos también muy saturados de "falta de inocencia", a mi modo de ver.

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  21. Cuando digo "siempre" no excluyo que puedan darse otras interpretaciones fuera del poder, y cuando digo "poder" refiero a los poderes fácticos que se arrogan el gobierno de nuestros destinos; lo que digo es que el poder siempre interpreta la singularidad para legitimarse y tiene la capacidad real de conformar la realidad para hacer inoperante cualquier oposición.
    Precisamente porque el poder somos nosotros, todos, y no unos "elegidos", nuestra fuerza no radica en el nombre propio, sino en la colectividad anónima que conformamos. No hay héroes, ni salvadores, ni curanderos, como bien dices, y no es un grito de frustración, en absoluto; por contra se trata de golpear con rabia sin dar margen para que se apropien de nuestra oposición.

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  22. Ivan Domingo, dices que el politizarse no es solamente buscar el enfrentamiento y te entiendo, pero realmente "todo lo demás" para mí ya es algo que me produce una mezcla de aburrimiento, cansancio e impaciencia.

    El enfrentamiento es algo muy concreto, es fijar qué objetivos son los que sustentan el funcionamiento de la ciudad e intentar interrumpir su uso el máximo tiempo posible, tomar la iniciativa en vez de esperar pasivamente a que los mossos vuelvan a cargar. Y sobretodo dar continuidad a ese sabotaje. En esto se requiere anonimato lo mires como lo mires, no importa quién ni por qué.

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  23. Y es que cierto es: por otra parte a veces el enfrentamiento no hace falta buscarlo, te viene por todos lados muy a menudo bien solito —hasta lo habrás visto, o lo verás, en cuanto hayas hecho o quieras hacer algo «verdaderamente», positivamente.

    Una cosa, entonces, muy sencilla, muy «sabida» por mucha gente, y que aboga nuevamente por la construcción, en añadidura a la necesidad de las estrategias que quieras o queráis:

    si no «cultivamos» ciertos motivos, de forma muy fuerte, si no nos convencemos, nos componemos de forma extrema, también, en torno a motivos para cierta «(r)evolución» (que va a la raíz de muchos aspectos (medicina, educación…))…, entonces, cuando lleguen «revoluciones»…, en «la ciudad» de la que hablas…, entonces…, por ejemplo…, "nadie" «del campo» va a tener mucha ilusión por llevarte lo poco que hay ahí de cultivos no ultra-dependientes de la «revolución verde» (química, etc., altamente destructiva y despilfarradora de recursos para hacernos depender de sus cadenas globales de distribución relacionadas con el proceso general de acumulación capitalista).

    Siempre te quedará cultivarlo en las ciudades, cuando sean liberadas, eso seguro, pero en un principio hay que componer y construir muchas cosas, me parece, antes; parece como si hubiera que volver todo el rato, desde terrenos que están aparentemente «muy atrás», al terreno de la crítica, la conciencia, la «concienciación», el saber, etc.

    En un mundo donde vemos que ya está tematizado, controlado —y en proceso de retroalimentación «supina»— el hecho de «saber hacer negocio» con los «shocks», hacer negocio de la destrucción sistemática…, ahí supongo que «hay que tener cuidado» con tal destrucción.

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  24. Más bien entiendo que te refieres a actos de sabotaje, a parar cosas, pues nuestro «raciocinio» irracional-capitalista también está ahí fuera, en los dispositivos…, en plan tiqqun (pero también en la onda en realidad del «decrecimiento»: y no me gusta por defecto la palabra, «decrecimiento», pero me parece que interpretándola desde el sabotaje sí: es la forma de interpretar más válida quizá, para empezar a pensar muy en general el tipo de «violencias necesarias» en este sistema).

    Sabotajes que materialicen en los dispositivos del imperio esas paradas, esa especie de «terreno para la "Verdad"»…, que nosotros mismos no nos queremos o podemos dar —tan imbuidos de «Poder» como estamos.

    Y en parte sucede quizá algo así como que hoy parece que no podamos ser otra cosa que unos paradójicos «conservadores»: conservadores de algo que casi ni siquiera existe.

    Tratar a eso que sabemos que tiene que existir de una forma muy conservadora (supongo que será la única manera de que verdaderamente se «destruya» algo).

    ¿Revolución? A veces parece que es simplemente poderse largar donde haga falta, para con ello hacer posible el cuidado de esas cosas que no existen.

    Parece como si tuviéramos un problema en general con esa especie de dislocación que existe a causa de la inmensa miseria que en parte compone nuestras formas de vida, por ejemplo:

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  25. autoexplotación brutal;
    interiorización brutal de las categorías económicas;
    imposibilidad increíble de hablar de los conflictos, de lo que más nos importa;
    falta de «cuidados» generalizada;
    septicismo de las singularidades generalizado…

    Esto es ya todo un contexto de destrucción.

    Y, diríamos: «jo, es que…»: todas las destrucciones políticas si son revolucionarias será porque cargan con «mundos nuevos», eso desde luego, y entonces, es por eso que esa «novedad» rechinará y hace rechinar al espíritu de conservación de «lo viejo».

    El capitalismo es destrucción; ¿dónde está el mundo nuevo?

    Aquí no podemos nunca destruir de entrada ya más cosas.

    ¿Y cómo es pues «la revolución», en un mundo que tematiza la revolución constante de todo lo que pasa por delante nuestro?
    ¿Destruir más? ¿Cantar a la esquizofrenia sin siquiera saber lo que es?

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  26. Parar…

    ¿Tenemos que, eso que tanto se dice: empezar con cierta «destrucción creativa», digamos «interna»? ¿Resucitar todo «lo hippie», también, componer y recomponer?

    ¿Cómo se combinan todas estas «razones»?

    Destrucción:

    donde tanta gente se inmola o en el pasado a ratos nos inmolamos en mercados de trabajo, que son cosas ya tan arrasadas, absurdas, destructivas, donde no hay ningún sentido más que el verlas venir y el cobrar dinero…, en esos contextos…: ¿qué significa «pedir destrucción» y anonimato, en un contexto donde la sociedad se construye sobre el presupuesto de «destructibilidad generalizada»?

    ¿Destrucción de qué?

    Por un lado: ¡el capitalismo precisamente vive de la destrucción que supone el consumo! Y lo que estaba intentando expresar, pues es que ¡esa destrucción es constituyente de «nuestras mentes», ¡nuestros «espíritus»!
    ¡Y que el «anonimatismo» quizá tenga parte en eso!

    Esa «destrucción mental»…:
    la que supone para un «ser humano» que ha sido durante toda la historia alguien que usaba las cosas, que las aprendía a amar y con ellas aprendía a amar el mundo…, de la destrucción mental que supone mismamente verse «inconscientemente obligado» a tirar a la basura auténticas «joyas» útiles que nuestra civilización produce industrialmente para el simple desarrollo «del mercado» (un simple tetrabrik es una auténtica «joya»; mercado que puede ser el del reciclaje: ¿pero en qué mundo vivimos? En ninguno).

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  27. ¿Cómo se aprende aquí a ser no-inhumanos? ¿«Anonimizando» qué cosa, la destrucción sobre la destrucción?
    ¿Quizá estás diciendo de asumir la destrucción?

    ¡Destrucción es lo que ya tenemos todos los días, lo que hemos aprendido a ser diariamente!

    Las ciudades por todo el planeta parecen perfectos dispositivos para conseguir cierta «destrucción generalizada»:

    - manténnos entretenidos con lo que sea, bien ocupados con el estrés de la indeterminación del futuro, del no-trabajo…, encerrados en el no-medio de la ciudad, dependiendo del hilo del dinero…; cada uno en su cubil con sus conflictillos particulares sin saberse —ni querer ni por asomo— dar razones de nada, ya que hay que estar a la última del último Anuncio Publicitario disfrazado de Peli —o de la mierda que sea…,
    - separa a la gente de «la producción» de los bienes más básicos, y déjales que sea el mercado quien guíe (un mercado previamente «asimetrizado» por nuestro devenir colonial),
    - distribuye por todo el globo cadenas de, redundantemente, «distribución», altamente destructivas y despilfarradoras, para que fluyan las mercancías y la sangre de todo eso, el petróleo…, a ver si aturdimos a todo quisque lo suficiente…, y así vamos dando cada vez más progresivamente un control posible sobre los recursos más básicos, que conforman el «esto es así» de un sistema basado en las subsistencias y sobredeterminado por los movimientos del capital…, tomado en un devenir «global-bajo-control-del-capital-transnacional»…

    ¿Empezamos a poner datos aquí de lo que se destruye, mental, material, «relacionalmente», todos los días, con nuestra mera existencia de «pos-colonias», con ese quizá "lógico" sentimiento de culpabilidad, colonias que están sacando quizá los últimos rendimientos de un sistema que es ya un anti-sistema en sí mismo (y que de esa destrucción extrae valor) mientras el planeta entero se sigue tirando y se intenta tirar cada vez más por el retrete con las consignas del «crecimiento» económico?

    Un ejemplo para que me entiendas hacia dónde quiero ir:

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  28. esos shocks por ejemplo; imagínate, que ante ti tienes una gran o pequeña «revolución».
    ¿En qué consiste?
    Si antes de ella y tras ella, no nos hemos convencido y hemos extirpado tranquila y concienzudamente de todos y cada uno de nosotras aquel médico interno del que hablaba arriba…, no habrá valido para nada esa revolución en este aspecto.
    El sistema médico tal como lo conocemos podrá seguir su juego.

    Tras esa revolución, todos seguiremos convencidos de que las bacterias y los virus son malos, de que la enfermedad es por definición mala, y de que necesitamos por fuerza alguien o un sistema por completo ajeno y tremendamente «sabio» y «científico» que nos cure, para así abandonarnos en las camillas a que ejecuten «protocolos» sobre nosotros. Seguirá vivo el Biopoder.

    Y casi todo lo que lo compone es una inmensa mentira, por mucho que nos cueste extirparlo.

    Y hoy tenemos la «ciencia» para extirpar esto, no solo tenemos la intuición.

    Por ejemplo:
    tras los shocks (guerras por ejemplo, hambre…), estos shocks producen miedo a la muerte, a veces, en gran parte de las personas, en «la Historia».

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  29. Este miedo es quien está detrás en realidad de muchos «cánceres» de pulmón (y ese miedo también está detrás de muchos «cánceres» que, se denominan fatídicamente así, con otra de esas hipótesis jamás probadas de la medicina: «metástasis», tras el diagnóstico de algún «otro cáncer»).

    Estos «cánceres» (proliferación de tejido dentro de los pulmones), que se dan en la fase vagotónica de un conflicto biológico de «miedo a la muerte» (como respuesta biológico-evolutiva a una amenaza enorme, siguiendo una especie de «sentido biológico»: de «aumentar esa función» tras el miedo), esos tejidos…, se «reabsorben» solos tras haber aumentado su tamaño; y ello ocurre además con la ayuda de nuestras amigas…: ¡las bacterias! En concreto las micobacterias…, en concreto ¡las de la «tuberculosis»!

    Bien, ¿qué hacíamos nosotros hasta ahora y seguimos haciendo y pensando, nosotros que llevamos casi todos un médico interno bien acoplado, el del «sentido común», que es, en nuestro interior, el anidar de una ciencia básicamente infame completamente «naturalizada»?

    Decir que: es que la gente se muere de tuberculosis (todo por haber encontrado a este bicho, el pobre, en medio de ese embolado).

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  30. Ahí está nuestro médico interno trabajando:

    - enemiga nº 1: «la enfermedad»: ¡pues no! No es así por defecto:
    en parte son procesos programados —evolutivos—, de lo que llamamos «biología»; y según programas básicamente en dos fases.
    Por tanto lo primero que hay que eliminar y se puede eliminar es el terror.

    - las bacterias o virus son «malos», «caca»: y no, es justo lo contrario; si las eliminamos, en muchas ocasiones estaremos impidiendo que, como en este caso, se reabsorban tejidos.

    - finalmente entonces tienes a «papá doctor», en ese afuera absoluto de «la Ciencia», que te buscará vacunas…, nuevas medicinas…, para cargarse más bacterias, etc. etc.

    Es patente que esto está acabado, en las últimas, renqueante aunque dure un siglo más.
    Y para destruirlo también tendremos que conocerlo, destruirlo-dentro. Y sí, una destrucción de «nuestro sistema», en buena lógica, abriría espacios a estas verdades. O no.

    Pero, siguiendo con el tema: tras los shocks la industria puede hacer caja:

    una medicina en la que seguiríamos creyendo, equivocada de raíz en la mayoría de sus hipótesis, te seguirá diciendo que has muerto de tuberculosis (o seguirá tratando ésta con medicinas que ahora sirven básicamente para engordar las arcas de la industria capitalista), cuando en realidad lo que tenías es lo que se llama: «conflicto biológico» (o DHS).

    Así, no creo que exista este "todo lo demás" en esta frase:

    > pero realmente "todo lo demás" para mí ya es algo que me produce una mezcla de aburrimiento

    La (r)evolución es, en este contexto de destrucción generalizada, para mí, fundamentalmente, un asunto de saberes y de su cuidado, de prácticas técnicas, de verdades con mayúsculas, y de su composición y su prosecución.

    Así que sigo votando porque no se difunda lo que haya de «necrosis» a veces en el automatismo «anonimatista».

    :)
    ¡salud!

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  31. Iván Domingo, mira la cantidad de palabras que has escrito: eso es lo que me aburre. No hace falta que des vueltas y vueltas como una peonza sobre un discurso ideológico intentando hacer malabarismos con conceptos, a mí al menos no me interesa.

    Creo que cualquier individuo se da cuenta de cómo funcionan las cosas, qué cosas le joden su vida sin necesidad de comerse mucho la cabeza, pensar que la gente es ingenua y que hay que "abrirle los ojos" me irrita. Por ello, yo veo positivo dejar de explicar el por qué de las cosas (que cada uno tendrá su explicación) e ir a concretar entre todos el cómo.

    Y el "cómo" no creo que consista hoy en buscar "el por qué del cómo", eso ya estuvo suficiente machacado por Espai en Blanc en sus encuentros y reflexiones sobre el hombre anónimo. El cómo es, por ejemplo, paralizar el capital en su día a día, en sus mecanismos, en sus comunicaciones para dificultar el flujo de la economía (financiera) por tal de causar las mayores perdidas posibles. Ahí está la acción de Anonymous con los ataques a VISA y Mastercard...

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  32. Un sentimiento: póngale el adjetivo (odio, cabreo, indignación, hasta los cojones, etc.).

    Una decisión: ¡basta!

    Un proceso: implicarse en una actividad (personal o social), buscar los compinches necesarios.

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  33. > Creo que cualquier individuo se da cuenta de cómo funcionan las cosas, qué cosas le joden su vida sin necesidad de comerse mucho la cabeza, pensar que la gente es ingenua y que hay que "abrirle los ojos" me irrita.

    Lo que haces es un cierto "populismo" (porque así interpretado no sabemos quienes somos y solo nos leemos ), que tiene que ver con nuestro "campo social"; no cuentas con que éste estaría profundamente "trabajado" por esas cosas que venía haciendo "el marketing": el individuo como rey del mundo y de sus deseos-decisiones, así que al final…: anulemos la política.
    Y es esto en parte lo que ha dado esta miseria en que nos vemos metidos tan fácil y enfermizamente.
    Para ti "la gente" es una especie de universal;
    y cuando dices esto, inmediatamente estás haciendo lo que dices que yo hago con "la ideología" (pero no te hace falta decir muchas cosas cual peonza porque ya lo compartimos, lo hemos mamado todos, lo "dice" "el mundo" (por ejemplo lo dice el "médico interno" del que hablé)).
    Como se sabe: "la gente" depende de lo que interioriza, depende de lo que ha vivido y no ha podido elegir.
    Ejemplos rápidos:
    si uno por ejemplo nunca se desacostumbra a "comer industrial" o nunca visita el afuera de una ciudad (cosas que no son "la salvación", para nada) pues es difícil un cierto "ver" (o pon también el ejemplo que puse arriba en "medicina").
    Entonces, tu "cómo" me parece algo a problematizar, porque eso formó o forma parte de un aspecto esencial de "la miseria" de los efectos generales del "marketing": no te preocupes de "la política", ni de muchos "porqués", pues hay que vender: vayamos al cómo del "cómo cada cual elige"… y a ser feliz.
    Ahora se preconiza a mi gusto demasiado, a veces, lo aparentemente contrario al vender: destruir. Claro que la experimentación y el sabotaje de los dispositivos del imperio no son meramente "destruir". Pero simplemente quería ver si se podía decir algo sobre la parte de todo esto que nos llama al "destruir": en una sociedad de consumo, es decir, de destrucción, lo normal es "destruir". Es la política de base, todo destruir es una política, pero de entrada quien más destruye es la política que nos da de comer por defecto, desde la cuna.
    No digo que no vaya a "funcionar" lo que digas o dejes de decir…, obviamente…, porque ya no hablamos aquí solo de "comprar" y el marketing asociado, pero digo: es algo a debatir.

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  34. Y he intentado poner casos para argumentar por qué hay muchísimo que debatir y que "extirparse".
    Por tanto, para mí tergiversas un poco, pues yo no quería decir lo que tú dices que digo; lo llevas un poco al terreno de lo moral, y por eso lo digo "populismo" (aunque insisto: no digo que a veces no vaya a ser, o "funcionar").
    Lo inevitable es tener cada cual su interpretación de lo que los demás cuentan, escriben…, claro; en parte no leemos otra cosa que lo que primero proyectamos. El problema de la comunicación será así de 'trágico'.

    > las mayores perdidas posibles
    El poner el pie primero sobre lo destructivo (obviamente no lo estoy descartando, en parte hablo de componer deseos) me sigue escamando y ya no me gusta.
    Sigo pensando que es indicio de nuestra miseria y que hay que hacer y ya se está haciendo, más hincapié, en "lo otro" por parte de "la gente que piensa" para la acción y actúa para seguir pensando su lugar en el mundo y el mundo de los no-lugares.
    Tenemos que ser capaces, mientras "destruimos" (ya sea por el "consumo" inevitable de todo lo que conllevan los "dispositivos del imperio"), ser capaces también de razonar por qué no queremos tener nada que ver con nuestra sociedad hoy, por qué lo que hoy se aplica en ciencia y "educación" está "pasado de moda" (revolucionado), por qué y cómo se puede componer lo político, que solo puede ser violento, con cosas como "la ecología", etc. etc. Empezando también por la ecología de nuestros cuerpos y nuestras crianzas.
    Siento importante la sensibilización en los escabrosos terrenos de "la conciencia", pero hacia un sentido ecológico, en que hace falta mezclarse mucho con la "nueva era", y politizar, etc. etc.
    Para dejar atrás una Civilización Patriarcal con tantos años de duración, que se autodestruye ahora, aparentemente, en parte, por el consumo de todo, destruyendo y consumiendo por ejemplo las "colonias" (interiores, conciencias, y exteriores, campos de monocultivo), convertidas en apéndices del mercado…, una civilización acostumbrada a someter a tantos posibles conflictos a úteros, a niñas/os pequeños…, desde que nacen, apoyada en parte en su sufrimiento…, no creo que valga para nada el acto de prolongación inmediata de ese gesto que quizá está en la base de lo que hay ahora bien interiorizado: la normalidad de la destrucción que hace borrón y cuenta nueva para hacer entrar los vínculos desgajados al mercado.

    ¡Salud!

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  35. ¿Qué es para ti politizarse hoy?

    De entrada, y sin ánimo de confrontación (más bien al contrario, puedo asegurarlo), me pregunto: ¿Por qué la propia pregunta me desarma? ¿Dónde está mi problema con la pregunta? Quizás en un “qué” que parece (im)ponerme en un lugar incómodo en el que hay que saber algo. Quizás en un “para ti” que me asola. Quizás en un “se” final demasiado reflexivo. Seguramente en la combinación de todos. Me da la impresión de que en el mundo se dan miles de politizaciones a diario. Encontronazos en los que se juegan vidas y en los que unas vidas en juego dicen basta de repente y hacen y piensan un no y un sí. Politizarse es también, seguro, ponerse a pensar, pero poniéndose antes que pensando. Ponerse da miedos. Politizarse debe ser vencer los miedos poniéndose, metiéndose, implicándose, complicándose. Para romper un orden. Y hay millones de maneras de romper un orden que (nos) mata. Por eso la expresión “politizarse” contiene un riesgo unificador u homogeneizador que puede llevar a la deserción o a la indiferencia respecto de otras formas de romper. Entonces la pregunta por un qué no sea quizás la más relevante. Alguien que hoy está de una u otra forma politizado entiende bien la pregunta: ¿Por dónde rompéis?

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  36. Els problemes es sofreixen individualment, el clàssic divideix i guanyaràs del poder liberal desmobilitza les causes alienes però properes, cal actuar en comú per les qüestions que ens atenyen al nostre entorn, ser un mateix cos, divulgar aquesta opinió, multiplicar les mobilitzacions des de l’anonimat, fora de les circuits reconeixibles nombrables, també millor desmitificar la ocupació, actuar com un cos però no ser un cos visible, seleccionar, discutir, programar les accions, a una escola, a una empresa, a una administració, a un hospital, a un comerç, no per una causa genèrica-estètica contra sistema, sinó per una causa concreta, molt concreta, o atacar i retirar-se, però interrompre o causar danys seleccionats i tornar imprevisiblement, val una causa simbòlica però exemplar, val que sigui publicitable imitable. Lo polític te a veure amb allò incommensurable...

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  37. La política la descubrimos hoy en día cuando hurgamos en nuestras vidas y descubrimos que no son tan nuestras como pensábamos, y entonces, tomamos una posición – quizá por primera vez – que se enfrenta a un poder que dispone de nosotros y nos envuelve. Es ese grito que dice “NO”, ese deseo de detener el mundo, de declararse en huelga permanente, de paralizar la vida, esa vida a la quer se nos obliga …

    La política la descubrimos cuando naufragan nuestras ilusiones forjadas en la seguridad y el confort de los “años de prosperidad” en los que creíamos realizarnos, y en los que nos creímos el futuro. De repente somos vomitados a la periferia de la sociedad “en crisis”, y perdemos la ficción que nos permitía sobrevivir, y así nuestras vidas se hacen irremediablemente políticas, sin más refugios donde guarecerse, finalmente expuestas …

    Y la política hoy emerge en la rabia que nos da descubrir que se nos ha estado robando la vida, que no estamos viviéndola puesto que somos vividos por ella, desde fuera, sin ser nosotros, y ese profundo malestar, ese hervidero de contradicciones que nos hace enfermar, y al que podemos dar un sentido político, gritando ese “NO” que pronto encuentra eco en los otros “noes” que se empiezan a oir a nuestro alrededor y que así se convierten en esperanza, quizá la única esperanza.

    (Reivindiquemos nuestro anonimato, no queramos ser aprisionados por las cadenas de un nombre, de una definición, sobrevivamos en esa nada verbal para ser nosotros mismos, para serlo todo,
    sin dejarnos definir por ellos)

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  38. Algunas observaciones más acerca de la politización:

    (1) La mera indignación ante los efectos de un orden no es politización. Aún así, resulta claro que la indignación –y, por tanto, revelar lo digno- está en la constelación de toda politización.

    (2) Toda politización (nos) implica (en) un decir, un pensar y un hacer un No y un Sí. El horizonte del No está en un orden contra el que se lucha, y contra el que se puede luchar de muy diversas maneras. El horizonte del Sí está en nuevas maneras de ordenar, y que se pueden producir de muy diversas maneras. La politización, pues, no es mera destrucción de órdenes.

    (3) Toda politización implica en algo al mismo tiempo a uno mismo y a las complicidades en las que se produce. Ni tomar partido individualmente ni formar parte de un partido u organización es politización por sí mismo. La politización se hace desde un malestar, en la lucha contra un orden señalado y en la producción de nuevos órdenes falibles y contingentes; en eso consiste estar implicado “en algo”. La politización se hace, entonces, ejerciendo una posición (poniéndose).

    (4) No se debe buscar en procesos diversos de politización un sentido único o un conjunto de signos o códigos compartidos. Lo contrario deriva en la discursivización y partidización de la política, con los resultados que ya conocemos. La politización revela justamente los antagonismos, hace estallar la gramática política del orden que se impone. No compartir códigos o sentidos únicos no significa no poder construir lenguajes o sentidos desde nuestro lenguaje y experiencia comunes.

    (5) Toda politización implica necesariamente a la vez un decir, un pensar y un hacer. En cuanto falta uno de estos tres componentes, lo político se disuelve en la política, en el discurso. Ni decir ni hacer son ámbitos privados, como tampoco lo es el pensar. Solo resultan privatizables cuando un orden que se impone los disecciona y los convierte en mercancía que, como tal, debe circular (opiniones, saberes, habilidades).

    (6) El objeto de toda politización es este mundo real, concreto y complejo que compartimos. Su objeto no es, pues, la conciencia, la idea o el discurso. Estar atento al mundo, experimentarlo en sentido fuerte, basta para tener millones de razones para politizarlo, para politizarse. Y una sola es suficiente.

    (7) Toda politización desenmascara y construye. Ni lo desenmascarado ni lo construido conllevan el signo de la necesidad. Toda politización es una emergencia y responde a una emergencia.

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  39. - Tots/es fem politica sempre, encara que no volem, ja que prenem decisions, i tenim direcció i plans, a curt i llarg termini. Per tant, en algo estem implicats en política, encara que no ho sabem.
    - Polititzar-se seria per mi, agafar responsabilitats, nocions de política, democràcia, informar-se, saber què regeix el poder mundial actualment. I un cop agafades les nocions bàsiques passar a l´acció.
    - La política en el nostre país, i en quasi tots, està en mans d´una èlit, molt petita. Una part la veiem, i la part més important no la veiem, està darrera l´escenari. Els poders mediàtics estàn organitzats d´una manera que no permet mostrar tota l´estructura del poder real.
    - La política hauria de ser algo popular, no professional. Amb càrrecs temporals, i amb sentit de servei. Tots hauríem de participar, en assemblees, consells, festes, etc.
    - Un concepte que hem de tenir ben clar és que Democràcia vol dir "el govern del poble". Per tant el sistema actual de govern no el podem anomenar Democràcia. Ni tant sols "representatiu". Es una dictadura constitucional, parlamentària, i partitocràtica, en el qual una petita èlit de persones s´empodera i fa el que vol amb les multituts.
    - Important tenir en comte que NO podem escollir el poder judicial, ni militar, ni els alts càrrecs funcionarials dels ministeris, que son qui tallen el bacallà a l´hora de la veritat. Igualment passa amb la monarquia.
    - La única forma de democràcia, per tant, son les assemblees, consells oberts, i una societat sense estat, ni exèrcit professional permanent, i on tothom participa activament de tot. Això ja ho hem conegut en altres temps de la història. Però se´ns oculta perquè creiem que el parlamentarisme és la opció més avançada de govern.

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  40. La politización es hoy el tomarse la propia vida como un proyecto inaplazable. Es tomarse la propia vida en serio, no como algo que se hará en un futuro, cuando todas las circunstancias se conjuren para poder realizar ese proyecto que cada uno/a llama "yo mismo".
    El impasse de lo político es el momento en el que ese proyecto se aplaza hasta el infinito, en el que se tiene ya la conciencia de que ese proyecto se quedará meramente en eso, en proyecto. Por eso es una época tan difícil, tan cruda para toda aquella propuesta teórica y práctica que quiere cambiar las condiciones de vida de una forma radical, esto es, de raíz. El proyecto de ser uno mismo parece hoy completamente imposible porque existen tantas exterioridades que nos condicionan, que nos segmentan, que nos obligan siempre a ir de un sitio a otro, a realizar el proyecto de "otro" (el proyecto de la construcción de una vida que no es en absoluto nuestra) que el espacio de la interioridad está completamente destruído.
    Sin embargo, todavía algo se mueve. Siempre se ha seguido moviendo algo. Mientras escribo esto en Túnez la cólera de la gente a obligado al presidente a abandonar el país creando una de las mayores crisis del norte de África en los últimos 20 años. Y eso lo ha conseguido la cólera de miles de personas que han tomado su vida como algo inaplazable. Lo que mueve todo esto, igual que lo que ha movido a la gente en Grecia, en Hungría o en Islanda, por poner algunos ejemplos dentro de la "rica Europa" es que la superación del impasse de lo político viene siempre por la politización de la vida, la cual no es fruto de una labor teórica sino del enfrentamiento de la vida de cada cual con unas circunstancias que la ponen al abismo de una situación límite. En ese momento la vida se toma en serio. Por eso el impasse de lo político lo es sólo en la medida en que entendemos la política en un sentido tradicional, es decir, como expresión de algún movimiento concreto, de algunas siglas puestas en movimiento, como sinónimo de lo que la I.S. llamaba "espectáculo", que no es más que la mentira de que nada pasa, y de que lo único que se muestra no deja de ser un movimiento superficial. Lo que ocurre en Túnez en este momento es ya la superación de un impasse de lo político. Esto no dice nada de cómo acabará esa situación concreta. Los mismos que la han iniciado tendrán que saber con qué se conforman y con qué no. Ahora depende de ellos. Pero la política ya se hace carne en ese conflicto que está ahora en nuestro presente más inmediato.
    Por eso politizarse es hoy tomarse la propia vida como un proyecto inaplazable.

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  41. El trueno que hizo "saltar la montaña" y empujó a un joven Hans Castorp al frente, lejos de ser una metáfora trasnochada, bien podría ilustrar ese otro imperativo que nos lleva a diario a sostener nuestra propia batalla.
    Politizarse hoy consistirá en aguantar el pulso a la vida y todos sus envites, bien sea en el trabajo, en la calle o en el propio cuerpo.

    Y pese al asedio del dolor, no permitir que nuestro pensamiento desfallezca.

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  42. 1.Organizarse
    2.Transformarse a sí mismx y singularizarse
    3.Inventar nuevas condiciones de legitimación, nuevas instituciones, nuevos derechos, nuevas experiencias, nuevos mundos.

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  43. Distingo la política como ejercicio del poder establecido, idóneo refugio de los mediocres, ese arte de gobernar, de dirigir a los demás, por el buen camino, por la senda; y la política que nace al sentir que nuestras vidas se politizan en cuanto descubrimos ese odio, ese malestar, ese ímpetu sin norte que nos hace sentir vivos. Y es esa la política que expresa nuestra diferencia, nuestro profundo desacuerdo, sin más representante que nosotros mismos, sin más militante que uno, eso sí, en alianza con tantas otras vidas que también deciden querer ser vividas, con la fuerza de los tantos que claman el mensaje que ya no espera más, que quiere ser ya.

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  44. Politizarse, hacer lo político hoy es conectar con los afectos y con una producción colectiva de la subjetividad.

    Hacer lo político implica deseos y malestares. Deseo que invita a soñar, a crear, a mirar un hacia donde quiero construir, quiero que construyamos y malestar que invita a la fuga, a la resistencia, a cuestionar el modelo, lo hegemónico, la subjetividad neoliberal encarbada en cada uno de nosotros. Lo político implica perder el miedo a ser distinto, a ser único, anónimo y a atraverse a construir entonces ese camino propio... que al final es también colectivo.

    Politizarse es conectar con los otros, concebirse a sí mismo como un colectivo, con capacidad de generar cambios, de producir en el mundo social y, sentirse también, producido por ese mundo social

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